martes, 9 de diciembre de 2014

Osos hoteleros

Osos Hoteleros

La expresión “osos hoteleros” no se refiere, pues, a esos animales peluditos y calientes que invitan a matarlos tiernamente a puñaladas, sino a las situaciones embarazosas que pueden ocurrir en el célebre y acogedor “cinco letras”. Existen muchos tipos de osos, todos risibles y algunos grotescos. He aquí nuestro top ridículo para que nos des tus opiniones:

1. El azaroso

Nada tan importuno como cuando, luego de una batalla sin cuartel entre las sábanas, sales de la habitación, te diriges al elevador con tu pareja (ambos envueltos en un aura de satisfacción divina), se abren las puertas del ascensor y... ¡tómala, barbón!, ahí están tus papás con la misma cara de “sí se pudo”, combinada con la de “yo no fui”.

2. El menesteroso

No hay quizá mayor calamidad que, después de un faje extremo (de esos que te turban los nervios y te ponen las orejas coloradas), ir con tu pareja al hotelín más cercano y, al pedir el cuarto, ver con frustración que no te alcanza la morralla, ni siquiera el dobladito, para pagar el alquiler.

3. El bochornoso

Después de una prolongada y ardua labor de convencimiento, por fin accede tu pareja a entregar el tesorito. La llevas por primera vez a ese lugar especial y... ¡sopas!, el empleado de la recepción te saluda por tu nombre.

4. El culposo

Pones el iPod en modo aleatorio para amenizar ese momento de intimidad y, a la hora de la hora y sin decir agua va, en pleno tochis mochis, selecciona lo más fino de tu lista de cumbias clásicas: “No te metas con mi cucu” o “La cumbia del garrote”.

5. El doloroso (para ellos)

Tras hacer gala de tu poder adquisitivo y pagar la suite con jacuzzi, pantalla 3D, tapiz con motivos áureos, sillón-litera kamasutra y espejos mágicos en el techo blanco, la dama se siente indispuesta (el pretexto es lo de menos) y no hay más acción que la que se escucha allende las paredes.

6. El odioso (para ellas)

El juego previo se ha extendido más de lo aconsejable, estás lista “como una flor bajo la lluvia” y el prometedor general no llega ni a soldado raso; por si fuera poco, nomás no se puede sostener en ¡firmes!, ni con la Marsellesa ni con disparos de cañón. El halcón real que imaginaste no llega más que a moco de guajolote.

7. El ignominioso

Tu peor es nada y tú se entregan al delirio furioso de su concupiscencia; fluyen los besos, las caricias, audacias de la piel, espasmos del goce, y justo en el instante de la muerte chiquita... ¡tsss!, alguien les abre la puerta de la habitación: una afanadora que dice ir a cambiar las toallas.

8. El perezoso

La cena, los tragos, el ajetreo del día, las horas extra en la oficina, el examen a mitad de la semana... sea cual sea la causa, el efecto indeseable es que te quedas dormido, como el perico, a medio palo.

9. El oloroso

Antes del momento clave, tu pareja entra al baño para descargar la cena; después de unos 10 minutos, abre la puerta y sale como si nada; tras de sí, surge una estela negra que se esparce lentamente por la habitación, un tufo a ayocote pútrido que asesina tu deseo carnal y te incita a saltar por la ventana.

10. El (más) embarazoso

Cuando, luego de unas seis u ocho semanas, sabes que esa ocasión romántica (el hotelazo exprés de un martes a las 13 horas) con esa ex pareja tuya ha tenido una fatal, apestosa y chillona consecuencia. ¡Juar, juar!

Como puedes ver, de todo hay en la cuevita: oseznos, pardos, colmeneros... y el más cariñoso: el oso babas. Desde el cinco letras, seguiremos informando. En fin, éste fue nuestro top de vergüenzas hoteleras. Y tú, ¿qué oso has cometido?

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