martes, 9 de diciembre de 2014

Mitos sobre el odontologo

Reír a carcajadas mostrando todos los dientes es un lujo que no todos se pueden dar por muy diferentes causas: falta de piezas dentales, oscurecimiento de las mismas etc... El odontólogo, aclara mitos y verdades sobre la salud dental para que podamos sonreír sin pudores ni vergüenza.


Mito 1: La mujer pierde calcio cuando está embarazada y se le sueltan los dientes.
Falso. Según indica el especialista, “la mujer en el embarazo tiene los suficientes depósitos de calcio para formar la dentición de su hijo y no tener problemas con sus propios dientes”. Explica que uno de los problemas dentales que sí puede sufrir una mujer embarazada es la llamada gingivitis gestacional, una inflamación de la encía provocada por el desorden hormonal propio de esta etapa, que hace que muchas mujeres eviten el cepillado producto de las náuseas. “Es importante fortalecer la higiene”, explica el Odonto

Mito 2: Se puede usar frenillos a cualquier edad y tener buenos resultados.
Verdadero. “Hay que considerar las condiciones de cada paciente, el estado de los huesos maxilares y la salud general de la boca”, explica el odontólogo. E indica que, aunque es recomendable iniciar un tratamiento a temprana edad, ser adulto no es impedimento para utilizar frenillos y lucir una bonita sonrisa.

Mito 3: En la actualidad las “muelas del juicio” no sirven para nada.
Verdadero. Hace miles de años los hombres utilizaban sus 32 piezas dentales para facilitar la digestión de los alimentos. Sin embargo, el cambio de dieta y hábitos provocó una adaptación que cambió la morfología de la cara, volviéndola más estrecha e impidiendo que los últimos molares emergieran. Por lo tanto, en la actualidad no tienen ninguna utilidad.

Mito 4: Después de los 18 años hay que sacar siempre las “muelas del juicio”.
Falso. Las muelas del juicio en general aparecen desde los 16 años. A veces emergen provocando dolor, o bien generan infecciones y es necesario extraerlas. “Sólo en ese caso hay que sacarlas”, explica el Odonto, y agrega que “hay personas a quienes nunca les salen estas muelas, o bien sólo una o dos, por lo que va a depender de cada caso”.

Mito 5: El enjuague bucal es útil para una buena higiene dental.
Verdadero. El Odontólogo explica que el enjuague bucal “es un buen complemento para la salud dental, pero no reemplaza al cepillado”. También indica que la higiene se debe completar con el uso de seda dental para alcanzar todos los espacios donde el cepillo no actúa.

Mito 6: Basta con lavar los dientes con bicarbonato una vez a la semana.
Falso. “La higiene tiene que ser prolija y con todos los elementos que se necesitan, especialmente una pasta con flúor que no sea abrasiva, ya que daña el esmalte de los dientes”, señala el especialista. Además indica que el cepillado debe ser después de cada comida.

Mito 7: El uso excesivo de chicle puede provocar daño dental.
Verdadero. Si bien el uso del chicle por poco tiempo no es dañino, su uso prolongado produce varios problemas. “El chicle activa el sistema de masticado y eso puede generar molestias y daño en los músculos en la cara, así como sensación de cansancio. Si el chicle  además contiene azúcar aumenta la aparición de caries”, explica el odontólogo.

Mito 8: Cualquiera puede realizar un blanqueamiento dental, sin necesidad de que sea dentista.
Falso. El Odontologo explica que “el blanqueamiento sólo se debe realizar con un dentista. No en clínicas estéticas, porque hay muchos factores a considerar, por ejemplo, cuántos tonos voy a aclarar los dientes”. Asimismo indica que muchas de las pastas que prometen blanquear los dientes pueden dañar su esmalte, por lo que aconseja acudir a la consulta del especialista.

Mito 9: Fumar empeora la salud bucal.
Verdadero. “Con el cigarrillo se disminuye la capacidad inmunológica bucal, por lo que es mucho más factible que el ciclo bacteriano de la boca actúe y se produzcan enfermedades dentales”, explica el odontólogo. Además, indica que el cigarrillo tiñe los dientes, al igual que el té, el vino tinto y el café, cuando se consume en grandes cantidades.

Mito 10: Las bebidas gaseosas pueden dañar los dientes.
Verdadero. Según explica el Odonto, las bebidas gaseosas tienen componentes muy ácidos, “por lo que si no se cepillan los dientes después de su consumo se propicia un medio que impacta sobre los dientes. Si una persona toma mucha bebida, lo más probable es que tenga problemas dentales”.

Mito 11: A los niños desde muy pequeños hay que cepillarles los dientes
Verdadero. El primer cuidado dental que deben tener los padres con sus hijos es cuando están saliendo los dientes. El Odonto recomienda masajear las encías en este periodo. Luego, “los dientes se cepillan a partir de los 2 años con cepillos y pastas especiales para niños; y la primera visita al dentista se aconseja entre los 2 y 3 años de forma preventiva”. Si el niño toma mamadera, se recomienda cepillar los dientes antes de dormir, ya que es muy común que aparezcan caries por la acumulación de bacterias durante la noche.

Mito 12: Las personas que no consumen calcio pierden los dientes.
Falso. El odontologo indica que “la pérdida de dientes por caries es muy baja, ya que existen muchas posibilidades de tratar a tiempo los dientes. Tampoco se pierden dientes por falta de calcio. La única forma en que una persona pierde dientes, sobre todo joven, es por enfermedades severas a las encías, pero estas se pueden prevenir con una visita periódica al dentista”.

7 señales que naciste para el porno...

7 señales de que naciste para el porno


Muchos pensamos que ser actor porno es cosa fácil. Lo único que tienes que hacer es el sexo con mujeres hermosas y que te graben un par de personas. Pero no podríamos estar más equivocados. Es un trabajo que requiere dedicación, constancia, y mucho control corporal.

Así que, les dejamos siete señales claras que indican que naciste para el porno. De lo contrario, sólo eres un amateur morboso.

7. Te gusta darle a tu cuerpo alegría

En la adolescencia fuiste señalado por los mayores porque pensaron que te iban a salir pelos en la mano, barritos en la cara y te ibas a quedar ciego por tanto que auto explorabas tu cuerpo. Hoy, ya siendo mayor, la gente opina lo mismo de ti. Eres algo así como una máquina de placer.

6. Sufres el síndrome del conejo

Algunas personas queman calorías en el gimnasio, otras hacen yoga y hasta crossfit. Tú decides ejercitarte con el movimiento del coxis. Seguramente disfrutas más haciendo ejercicio de esta forma. Al menos no todo es dolor y lágrimas.

5. Te mantienes firme bajo presión

Muchas personas le tenemos miedo a estar frente a cámaras. Sobre todo si tenemos que estar desnudos y bien parados en el suelo. Pero tú, como todo un semental, no le temes a nada. Cuando la gente te ve haciendo lo tuyo (sea lo que sea) te mantienes firme y decidido.

4. Tu trabajo ideal es entregar pizza a domicilio

Quizá has pasado demasiado tiempo visitando la versión erótica de youtube, o viendo videos lujuriosos, pero cada vez que piensas en pizza te prendes por el queso. Crees que de pronto, un día llegarás entregarás tu pizza y una hermosa rubia abrirá la puerta para invitarte a disfrutar tu propinota.


3. Apenas te rozan la pierna y ya estás listo

Típico que estás en tu casa, después de un largo día de trabajo. Te acuestas a ver la televisión y olvidarte del estrés, entonces, tu pareja decide que es buena idea sentarse junto a ti y tocarte la pierna. En ese preciso momento suena jazz ambiental en tu cabeza y te imaginas en medio de una cinta para adultos y tú, por supuesto, eres Ron Jeremy.

2. Piensas que los espejos deben ir en el techo

Generalmente las personas tienen espejos de cuerpo perfecto para poder ver cómo se les ve la ropa, y poder peinarse o simplemente por vanidad. Tú, por el otro lado, crees que los espejos deben ir en el techo para así poder admirar tu destreza a la hora del sexo. Siempre estás al pendiente de tus movimientos, tus gestos y, por supuesto, los de tu pareja. No les encuentras otro uso.

1. Eres de 'cascos ligeros'

Eso de los prejuicios, pudor y restricciones sociales no van contigo. Cada vez que tienes la oportunidad de hacer que 'baile el muñeco' estás más puesto que un condón. No importa la hora, ni el día, ni la persona, ni el lugar. ¡NADA! lo tuyo es el placer en su máxima expresión.

Así le decimos al pene...

Así le decimos al Pene

Dicen que dos cabezas piensan mejor que una, pero en el caso particular de los hombres eso no siempre es cierto. A veces nos da por pensar con la cabeza de abajo y es cuando la puerca tuerce el rabo. Pero no es nuestra culpa: somos máquinas diseñadas para reproducirnos, nuestros genes pugnan por esparcirse por el mundo y ayudar a la conservación de la especie. ¿Y quién es nuestro aliado en esta difícil batalla? El pene.

¿Quién no ha bautizado al amiguito que le cuelga entre las piernas? Te dejamos 25 maneras en que los chilangos nos referimos a él. Seguro tú te sabes otras, pero empecemos con éstas, para abrir boca (sin albur).

El brazo de albañil. ¿Han visto cómo se les pone choncho el brazo a los albañiles de tanto batir mezcla y echar el colado? ¿Han presenciado cómo se les marcan las venas? Bueno, pues lo dejamos a su imaginación. Provecho.

Junior. Es un clasicazo llamarlo con tu propio nombre, pero en diminutivo. Si te llamas Francisco, le pones Paquito. Si te llamas José, le pones Pepito. Si te llamas Próculo, te aconsejamos ir al Registro Civil a cambiarte el nombre.

Palanca de velocidades. Las analogías con los autos no se hacen esperar. Por eso cuando en el antro se ligan a una guapa que al final resultó ser un guapo con muy buen camuflaje, se dicen que les salió mujer con palanca al piso. Gulp.

Pipí. Esta es una de las formas más tiernas, por no decir infantiloide, de llamarle al miembro. ¿Qué diría Freud si le contaras que le sigues llamando a tu pene de esa forma? Seguro te haría un enorme diagnóstico de fijaciones y etapas no superadas. Absténganse de decirle así, es un matapasiones que les garantizará una prolongada virginidad.

Muñe o muñeco. Éste es uno de los preferidos de los que tienen alta autoestima, porque sienten que traen un Ken fabricado a mano. De este sobrenombre se deriva la frase “hoy sí baila el muñeco”, lo que significa que hoy toca pasión.

Paquete. Esta palabra hace alusión no tanto al miembro mismo, sino al “bulge”, eso que se marca a través de la ropa interior o el pantalón. Pero aguas, un paquete en apariencia grande no siempre significa buena dotación. Hay quien aplica el calcetinazo para apantallar. Atentas chavas, esto es información que cura.

Mástil. Pareciera que fue ayer cuando cantábamos en los honores: “se levanta en el mástil mi bandera, como un sol entre céfiros y trinos”. Obviamente en aquellos tiempos éramos unas mentes blancas e inocentes, no los cochinotes que somos ahora. ¿En qué momento se nos fue la inocencia?

Pájaro. Aunque suena muy infantil, este sobrenombre nos ha regalado verdaderas joyas del folklore y el albur. Es así como encontramos especies exóticas como el Pájaro mea placas, o el Pájaro con suelas, el Pájaro hechicero o sea, el que te encanta. Chéquense también este piropo: “con esas tortas y una Fanta, hasta mi pajarito canta”. ¡Tiembla, Neruda!

Cíclope o Dios de un solo ojo. No hay que tener una especialidad en anatomía para saber que nuestro pequeño amigo tiene una sola salida. Por eso, cuando está en presencia de algo que le gusta, se dice: “ya lloró el Cíclope”.

El Chori. Es la contracción de “chorizo” y el nombre viene por la similitud con la forma y grosor del embutido. ¿Cómo olvidar aquella bellísima y exquisita pieza musical llamada “Las chicas quieren chorizo"? ¿A alguien se le antoja un chorizo en barras?

La mazacuata. Es frecuente decir “ya te cayó la mazacuata” para referirte a que ya bailó Bertha, pero, ¿qué significa esta expresión? Mazacuata es la forma en que en Centroamérica se le llama a la boa constrictor. Por supuesto es una exageración que alguien tenga un animalón de esas dimensiones, pero así somos los hombres: faroles por naturaleza.

La sinhueso. Aunque originalmente la “sinhueso” era una expresión que se refería a la lengua, hoy se le da un significado distinto. La sinhueso se refiere al pene, que no requiere de un hueso para adquirir firmeza. Dato curioso: la mayoría de los penes de los mamíferos sí tienen un hueso, llamado báculo, pero este hueso está ausente en los humanos. Sin embargo, aunque no tengamos hueso, el pene sí puede sufrir "fracturas" y éstas sólo se corrigen mediante cirugía. ¡Auch! D:

El Caballero. Porque se para en presencia de una dama. O de otro caballero, ya ven que la cortesía no conoce géneros. También se para para que otros se sienten.

El chile. Este nombre es uno de los más mexicanos. No podemos dejar de sonreír como niños tarados cuando alguien dice “voy a Chile”, refiriéndose al país y contestamos cosas como “siéntate, no te vayas a cansar”. Es claro que nunca vamos a madurar. Ahora que si alguien te dice “vamos a desflemar el cuaresmeño” significa que te están invitando a descargar la tensión.

Gandallismos...

30 gandallismos que ya deberían de desaparecer

Por definición chilanga, un gandallismo es toda acción prepotente y alevosa que afecta a los demás. Ya sabes, el "soy más listo que tú y te quito tu lugar" o "dejo mi basura en la puerta del vecino" ¡y hay unas que de plano no deberían pasar en estos tiempos! Queremos una ciudad de primera y para exigirla, debemos estar a la altura ¡no seas gandalla!

Para muchos en el interior del país, los chilangos somos los reyes del gandallismo, cosa que no nos da orgullo. Somos muchos los que queremos cambiar esta situación y tratamos de portarnos como ciudadanos decentes; además, en estos tiempos en los que de un momento a otro te pueden convertir en Lady Boobs o en el Gentleman de las Lomas deberíamos de pensar ¿cómo es posible que sigamos haciendo estas actitudes gandallas?

1.- Tirar basura en la calle: o sea ¿comerte unas papitas y tirar la envoltura en plena banqueta? ¿O aventarla por la ventanilla de tu auto? Par favaaar.

2.- Hacerse el dormido para no cederle el asiento exclusivo a mujeres embarazadas o viejitas. Ya ni la amuelan.

3.- Estacionarte en doble fila (¡o en tercera!) para dejar a tus hijos en la escuela.

4.- Los microbuses que echan carreritas y cuyos pasajeros van rebotando como canicas en caja.

5.- Sacar a tu perro a pasear y no recoger sus heces. Y la ciudad que se vuelva un chiquero ¿no?

6.- Los que se la pasan hablando en el cine (o sacan su celular y se la pasan mandando mensajes). No sean gandallas, dejen ver la película.

7.- Estacionarse en el lugar de discapacitados del súper (aunque arrastres la pierna como Homero Simpson).

8.- Los ciclistas que van rapidísimo y no respetan el alto ¿tener bicicleta les da súper poderes contra los peatones?

9.- Los arrimones en el transporte colectivo. No hay nada más que decir.

10.- Barrer la banqueta con el chorro del agua. Y en general desperdiciar el agua es una cosa que no debería pasar en ninguna ciudad.

11.- Los godínez que abren el refri de la oficina y se llevan la comida de otro.

12.- Los hombres que, en el bús, viajan del lado de las mujeres "para el agasaje". No frieguen.

13.- Cuando llueve y pasa un auto a toda velocidad mojando a los que van en la banqueta ¡gandallaaaaaaas!

14.- También los peatones tienen lo suyo: cuando no esperan a que el semáforo se ponga en verde y se atraviesan en medio de los autos.

15.- ¡Los ciclistas que van a toda velocidad por la banqueta! ¡Peores son los motociclistas que toman sus atajos por donde va la gente!

16.- El pensar que en esta ciudad cualquier esquina es basurero y aventar ahí el pañal usado.

17.- Los repartidores de pizza que se meten por todos lados, en sentido contrario, que dan vueltas en U o que tocan su claxon al grito de "ábranla que lleva bala".

18.- Cuando un tipo se queda en la puerta del Metro sin moverse. Años y años de utilizar este medio de transporte y todavía siguen estorbando.

19.- Meterse en la fila porque nos enseñaron que "el que se fue a la Villa perdió su silla".

20.- Cualquier vehículo que se queda en el paso de cebra.

21.- Los que hablan por celular en el auto sin usar el manos libres. Plus: los que van manejando y mandan mensajes de whatsapp ¡piensen en los accidentes!

22.- Gritarle cosas a las chavas en la calle. No está cool.

23.- Cualquier tipo de discriminación. Eso es muuuuy gandalla.

24.- Los automovilistas que no quieren hacer fila como los demás y se meten a la mala en la lateral.

25.- Estacionarte en la puerta de un vecino "nomás de rapidito".

26.- Los que piensan que dejar a sus perritos toda la vida en la azotea es buena idea.

27.- Los vecinos que te despiertan con reggaetón en la unidad habitacional.

28.- Cuando los mecánicos se agandallan un pedazo de calle para hacer talachas y la dejan llena de aceite.

29.- Los microbuses que hacen base en plena avenida (en doble fila) dejando solo un carril para que pasen los autos.

30.- Los policías gandallas. No se pasen, en serio.

¡No acabamos! También están los que patean perros o los borrachos de media noche que dejan el tiradero de botellas en plena calle. Actitudes gandallas hay muchas así que dinos ¿cuál nos faltó? o mejor aún ¿qué haces por erradicarlas?

Caprichos femeninos más odiados...

Caprichos femeninos más odiados

¿Amas ir de compras? A él lo vas a desquiciar

Y ahí están, conquistando a esa chica: tímida, callada, inocente tiene la mirada... Siguen el protocolo: que la cena en un restaurante finolis, que  los boletos en primera fila para verle los espacios entre los dientes a los de Mercurio, que las flores semaforeras antes de llegar a su casa... Toda una serie de eventos que suelen funcionar para ganar el corazón de la que les roba suspiros.

Pero la cosa no termina ahí, una vez que la relación va avanzando se tienen que chutar algunas costumbres que no siempre soportan.

Aquí te presentamos los 10 caprichos femeninos que más odian los galanes:

1. El clásico de la ensalada

Llegan al restaurante de cortes más top del momento. Se sientan, les dan la carta y cuando se acerca el mesero, ella pronuncia las palabras: 'Una ensalada César, por favor'. ¿Qué? ¿Es en serio? 'Ay gordo, es que mis lonjitas ya saludan a todos'. ¡Por favor! ¿A poco hoy se les ocurrió comenzar la dieta? Ay, no se engañen.

2. Sólo 5 minutitos

'Ya casi estoy, sólo dame un ratito' y ese ratito finalmente termina en 'ote' y fregose la cosa. El galán en cuestión se queda horas sentado en la sala, conviviendo con Pulga (en el mejor de los casos), con el suegro cuestionándoles sobre su 'oscuro' pasado, con la mamá que les muestra fotos de su pequeño retoño en su primer día en el kínder... Si se van a tardar más, no hay fijón, sólo avisen con tiempo. No hay que ser.

3. ¿Te gusta cómo me veo?

Pregunta delicada, muy delicada. Ya que están 'listas' se les ocurre preguntar, "¿crees que se me vea bien este vestido?" Si contestan que sí, salen con un 'no te importa, me estás dando el avión' y si dicen que no, se tiran al drama que porque ya no le gustan a su hombre. Oh, qué la..., ¿entonces para qué preguntan?

4. Y nos dieron las 10 y las 11...

Mujeres, sépanlo: entrar a una tienda donde todas las mujeres parecen autómatas presas de la publicidad tratando de ver qué comprar no es divertido. Anden, compren, dense vuelo, ahí luego los llaman.

5. La terapia de las amiguis

Ale está destrozada porque su novio le puso el cuerno. Sí, a ellos también les parece que se pasó de lanza, pero eso no significa que quieran ir a darle terapia a su casa (con helado y películas de comedia incluidas).

6. El fin de semana me dejó fatal

Sí, a ellos les gusta convivir con sus amigos. Sépanlo. Con cervezas, fútbol y pies sobre la mesa. No, tampoco se quieren bañar ni rasurar. ¿No ven que por eso los llaman homo erectus? No les pidan que cancelen... porque ¡no lo harán!

7. Nada, no tengo nada

"Oh, gran virtud de la paciencia, ¡multiplícate!" Si están enojadas porque sus galanes llegan tarde o porque no pasaron a recoger a Pulga al veterinario o porque no saludaron a sus mamás con la suficiente efusividad que ustedes quisieran (tienen toda la razón), ¡díganlo! No salgan con un "NADA" cuando les pregunten qué tienen, ni se queden calladas con cara de hece fecal el resto de la tarde. ¿No que hablando se entiende la gente?

8. Posponer el sexo

Hoy salen con las amigas de la prepa, mañana con las de la secundaria, pasado mañana van a cuidar a los sobrinos, total que se convierte en una fila interminable de pretextos que hacen que sus novios regresen a su condición de vírgenes y... con un humor endiablado. Bajo advertencia, no hay engaño.

9. Que se compren mil bolsas y usen dos

Todo bien, usen su dinero para lo que les venga en gana, pero eso de comprar cientos de miles de bolsas para llenar el clóset (y dejarles a sus machines un micro espacio para achocar sus cosas), pues tampoco se vale, ¿no?

10. ¿Y si te pones otra cosa?

La onda del traje no es lo que más les emocione, así que tratarán de evitarlo a toda costa. Ir bien vestidos significa eso: ir vestidos, punto. Los hombres no son los más truchas para saber si el 'outfit' que tienen es el más indicado para la ocasión. Así que por favor, no les compren revistas de moda: ¡no los hagan vestirse como ñoños!

10 causas irrefutables de tu soltería...

10 Causas irrefutables de tu soltería

Sabemos que el destino puede ser el culpable de que tus planes amorosos aún no se hayan llevado a cabo. Es una posibilidad, aunque no nos hagamos tontos, hay cientos de factores que podrían estar truncando tus planes: desde tu forma de actuar hasta tu forma de reír. Por ahí dicen que la desesperación se huele y la tuya no debe ser la excepción.

En esta nota juntamos las razones que te están alejando hasta las moscas. Echa ojo antes de que te conviertas en el(la) tío(a) solterón(a).

1. Risa escandalosa

Nadie quiere a la bruja del cuento riendo a su lado. Hay de risas a risas: las divertidas, que hasta contagian, y otras con tonos muy peculiares y escandalosos que molestan. Si tienes la risa así, modúlala. Reír como una loca de manicomio en medio de cualquier restaurante puede resultar molesto para tu pareja.

2. Voz de bebé

Ya no tienes tres años. No es necesario que hables así para pedir un favor o para decir algo sexual. Aunque lo creas sexy, no lo es. Tu pareja no es tu mamá (papá) consintiéndote. Cualquiera sale corriendo al tercer día si a su lado tiene a alguien tan ridículo. Luego no te quejes de tu soledad.

3. Intensidad para todo

Está increíble considerarse una persona intensa, con convicciones fuertes e ideas muy claras sobre qué es lo que quieres. La clave está en que todo eso no se convierta en un discurso constante sobre lo que quieres, mereces y lo que no vas a permitir en una pareja jamás. Eso de estarles leyendo la cartilla cada 10 minutos resulta muy desgastante. No te sobrevalúes, pon los pies en la tierra y deja el tema de lo que buscas en la vida por un rato. Eso se nota, no se habla.

4. Te crees Hitler

Cada quien sus vicios y malas mañas; es un grave error analizar cada uno de los movimientos del susodicho y cuestionarlo: “ya llevas tres cigarros”, “¿y así bebes siempre?”, “te voy a llevar a cambiar ese corte de pelo”, “ponte el suéter, hace frío”. No estamos en la escuelita, este tipo de comentarios espantan a quien sea.

5. Hablas de planes a futuro en la primera cita

Pésima idea hablar de hijos, perros labradores y mamavans en las primeras citas. Imagínate lo que los(as) aterras con tanta información de más. Debes aprender que las primeras citas son para comportarse sutil, amable y dispuesto, sin complicaciones. Nadie quiere enrollarse en una situación pesada y con tantas reglas. No te comportes urgido(a), que no parezca que lo(a) quieres amarrar para casarte. Evita comentarios como “estoy en busca del amor de mi vida, yo ya no me ando con juegos, quiero formalizar”.

6. Eres excesivamente fiestero(a)

Nadie quiere un party animal en su vida. Una cosa es echar fiesta y otra muy diferente tener a un imparable como pareja. La responsabilidad y la madurez van de la mano con estar libre de excesos. Si sigues siendo un mega borracho, difícilmente encontrarás una pareja que te quiera seguir el paso. Aprende a divertirte sin tanto alcohol y dile bye a los shows y escenitas, de lo contrario serás solterón(a)

7. Hablas de tus exs

Esta es regla de oro: no puedes hablar de tu historial amoroso con pretendientes ni parejas. A nadie le interesa saber como era el(la) pasado(a). Te podemos asegurar que mientras sigas intenseando con el tema estarás soltero(a) y sin ninguna esperanza. Si aún no superas tus relaciones pasadas date un tiempo de duelo y no quemes cartuchos que podrían ser una buena opción más adelante.

8. Te luces

No te portes como una loca en concurso de retos: “mira, soy súper elástica (y dando vueltas de carro por el restaurante)”, recuerda que la primera cita no es una exhibición de tus aptitudes personales. Esas cosas las irás sacando conforme el tiempo avance. Otro detalle es que si te encuentras amigos no los saludes como si fuera el fin del mundo, ultra emocionado(a). No incomodes a quien está contigo. Evita lucirte excesivamente.

9. Eres muy desordenado y sucio

Una persona fodonga espanta a cualquiera: dientes sucios, calcetines de diferentes colores, una casa desordenada, en fin, toda esa serie de detalles que no debes descuidar. Hablan pésimo de ti y sobre todo de tu educación. Aprende a tener una rutina para mantener todo en su lugar. Ser ordenado habla de mucha madurez, aunque no lo creas. Evita la soltería mostrando un rostro responsable. Nadie quiere una pareja vestida de pants siempre.

10. Excesivamente familiar

No incluyas a tus ligues recientes en todas las actividades que tu familia organice. Recuerda que el exceso de convivencia puede ser muy pesado. Además, lo sabemos, nuestras familias son intensas y pueden espantar a cualquiera. Espera a tener más confianza; no formalices inmediatamente. Que le cueste trabajo formar parte de tu tribu.

Hoy toca echar pasión...

Formas nacas de decir que Hoy Toca Echar Pasión

La neta, la neta, ser naco está bien chido. Aunque la RAE reduzca el significado de esta palabra a “indio (indígena)”, Santa Wikipedia es un poco más extensa en la definición:

“Actualmente es una palabra usada en México para referirse a personas que emplean vulgarismos en su léxico o que se comportan de una manera vulgar en general”.

Y es que los nacos tenemos nuestras propias maneras de decir las cosas. No auxiliamos a nuestros amigos: les hacemos el paro. No dormimos la siesta, nos chingamos una jetita. ¿Ponerse horny? ¿Eso qué? Nosotros andamos jariosos.

Hablando de andar como chinampina, te dejamos 15 maneras en que nosotros los nacos decimos que vamos a echar pasión. ¿Aplicas alguna? Eres de los nuestros.

Vamos a meterle el muñequito a la rosca

No necesitamos que sea 6 de enero para darte tu regalote. Esta metáfora además de festiva y culinaria, tiene un dejo de viejos tiempos que nos recuerda cuando éramos callados, tímidos e inocente teníamos la mirada.

Te voy a checar el aceite

Porque todos traemos un mecánico dentro (algunos más adentro que otros), esta expresión hace una referencia a los fluidos que se remueven durante el acto sexual. Recordemos que el nivel de aceite se mide con la “bayoneta”. Bienvenidos a sus clases de mecánica, chilangos.

Vamos a ponerle carnita al tamal

El tamal, además de formar parte de la dieta de todo chilango que se respete (aún más básica si es es chilango godínez) es también una manera de decirle al cabús. “Qué tamalote te cargas” es una hermosa frase de conquista que envidiarían los mismísimos Neruda y Shakespeare.

¿Tons qué, te gratino el mollete?

Seguimos metiéndonos hasta la cocina. El mollete, ese delicioso alimento consistente en un bolillo partido y con frijoles embarrados (provecho) sabe mejor si se le derrite quesito encima. Es de albur de kínder saber que todo nombre de lácteo puede ser usado como arma lingüística: lechita, requesón, el queso babas. ¡A cenar, traen cara de hambre!

Vamos a matar la rata a palos

Seguro ésta es la que aplica Lucerito cuando anda querendona. También conocida como “matar el oso a puñaladas”, es una manera de decir que vamos a someter a un animal peludo a una tortura infringida por un objeto contundente (el palo) o filoso (el puñal). Tranquilos camaradas de PETA, es la pura frase.

Echar pata

Aunque también se antoje, no estamos hablando de preparar unas deliciosas tostadas de pata. El término “echar pata” hace alusión a dos cosas: a echar las piernas al hombro y al famoso empierne. Una variante fonética es “echar patrulla”, que es como también se le dice popularmente a los pies. No tiene nada que ver con copular en el auto de un policía, no se dejen engañar.

Ponerle Jorge al niño

O Jaime. O Daniel. No importa, el chiste es ponerle. Esta expresión suele venir acompañada de un ademán de “pum pum”, que consiste en cerrar el puño con la cara hacia fuera y parar la trompita. Esta bella frase tiene un doble juego: además de “ponerle” que evidentemente hace alusión al coito, también es una invitación a bautizar el chiquito. Somos finísimos, lo sabemos.

Despeinar la cotorra

Ya que matamos al oso y a la rata, a la cotorra la vamos a tratar un poco mejor: nomás la vamos a despeinar. Esta frase hace referencia a revolver el vello que crece en las partes pudendas del cuerpo. ¿Cómo es que se revuelve esta abundante cabellera? Pues por medio de frotamiento. Echen a andar la imaginación.

Rellenar el pavo

Y volvemos a las frases con aires culinarios . Que levante la mano el que haya rellenado un pavo en Navidad o al menos haya visto cómo se hace. Al pobre animal se le toma por atrás y se le abre sin piedad, para luego llenarle el cuerpecito de diversos ingredientes, según la receta. Esto más que erótico suena doloroso.

Hundir el Titanic

¿Cuál era el principal atributo del Titanic, además del lujo? En efecto, que era grandote, robustote, imparable. Esta frase la usan los hombres que hacen alarde de sus dimensiones, aunque aguas, el refrán dice “dime de lo que presumes y te diré de qué careces”. Por otra parte, recordemos que el Titanic se hundió partido. ¡Ouch!

Azucarar el churro

Si de encontrar analogías entre la comida y objetos fálicos se trata, los nacos nos pintamos solos. Ya no volverás a comerte un churro igual cuando andes en Coyoacán o en El Moro, eso te lo garantizamos. El efecto se multiplica si al churro en cuestión le pones Lechera.

Rechinar el catre

Mientras los ricos le ponen en King size, los menos afortunados tenemos que improvisar y darle gusto al cuerpo en lugares menos glamorosos. El catre es uno de los consentidos, aunque también puede ser un bonito y elegante petate. Lo importante es darle rienda suelta al amor.

Ponerte En Pino Suárez

Esta expresión hace alusión al acto de doblar (empinar) a alguien para ponerlo de a chivito en precipicio. Y ya que andamos en Pino Suárez, puedes pasar por Lomas Ticas y Lomas Ajeas. ¡El gaaas! O ponerte en Balderas (recuerden el símbolo de esta estación) o en Cuatro... Caminos.

Darle su banana al chango

¿Ven cómo no todo es maltrato animal? El simio es el animalito que corre mejor suerte en todas estas frases. También hay una posición de “changuito pidiendo pan” por lo que podemos concluir que los micos resultan bastante consentidos.  ¿Dónde está Greenpeace para premiarnos?

Mojar la brocha

No nada más los mecánicos tienen derecho al amor, los mil usos también tenemos nuestro corazoncito. Podemos mojar la brocha, echarte el colado, arreglarte el enchufe y hasta retocarte el aplanado. Somos expertos en esos trabajitos que el esposo no te sabe hacer.

¿Qué onda chilangos, se sabían estas maneras de decirle al acto? ¿Se saben otras que nos quieran compartir? ¡Coméntenle, al cabo es gratis y gratis hasta las puñaladas! (Para inspirarlos los dejamos con este rolón de Sonido Cóndor: Vamos a comernos eso, también conocida como La cumbia electrónica).




Osos hoteleros

Osos Hoteleros

La expresión “osos hoteleros” no se refiere, pues, a esos animales peluditos y calientes que invitan a matarlos tiernamente a puñaladas, sino a las situaciones embarazosas que pueden ocurrir en el célebre y acogedor “cinco letras”. Existen muchos tipos de osos, todos risibles y algunos grotescos. He aquí nuestro top ridículo para que nos des tus opiniones:

1. El azaroso

Nada tan importuno como cuando, luego de una batalla sin cuartel entre las sábanas, sales de la habitación, te diriges al elevador con tu pareja (ambos envueltos en un aura de satisfacción divina), se abren las puertas del ascensor y... ¡tómala, barbón!, ahí están tus papás con la misma cara de “sí se pudo”, combinada con la de “yo no fui”.

2. El menesteroso

No hay quizá mayor calamidad que, después de un faje extremo (de esos que te turban los nervios y te ponen las orejas coloradas), ir con tu pareja al hotelín más cercano y, al pedir el cuarto, ver con frustración que no te alcanza la morralla, ni siquiera el dobladito, para pagar el alquiler.

3. El bochornoso

Después de una prolongada y ardua labor de convencimiento, por fin accede tu pareja a entregar el tesorito. La llevas por primera vez a ese lugar especial y... ¡sopas!, el empleado de la recepción te saluda por tu nombre.

4. El culposo

Pones el iPod en modo aleatorio para amenizar ese momento de intimidad y, a la hora de la hora y sin decir agua va, en pleno tochis mochis, selecciona lo más fino de tu lista de cumbias clásicas: “No te metas con mi cucu” o “La cumbia del garrote”.

5. El doloroso (para ellos)

Tras hacer gala de tu poder adquisitivo y pagar la suite con jacuzzi, pantalla 3D, tapiz con motivos áureos, sillón-litera kamasutra y espejos mágicos en el techo blanco, la dama se siente indispuesta (el pretexto es lo de menos) y no hay más acción que la que se escucha allende las paredes.

6. El odioso (para ellas)

El juego previo se ha extendido más de lo aconsejable, estás lista “como una flor bajo la lluvia” y el prometedor general no llega ni a soldado raso; por si fuera poco, nomás no se puede sostener en ¡firmes!, ni con la Marsellesa ni con disparos de cañón. El halcón real que imaginaste no llega más que a moco de guajolote.

7. El ignominioso

Tu peor es nada y tú se entregan al delirio furioso de su concupiscencia; fluyen los besos, las caricias, audacias de la piel, espasmos del goce, y justo en el instante de la muerte chiquita... ¡tsss!, alguien les abre la puerta de la habitación: una afanadora que dice ir a cambiar las toallas.

8. El perezoso

La cena, los tragos, el ajetreo del día, las horas extra en la oficina, el examen a mitad de la semana... sea cual sea la causa, el efecto indeseable es que te quedas dormido, como el perico, a medio palo.

9. El oloroso

Antes del momento clave, tu pareja entra al baño para descargar la cena; después de unos 10 minutos, abre la puerta y sale como si nada; tras de sí, surge una estela negra que se esparce lentamente por la habitación, un tufo a ayocote pútrido que asesina tu deseo carnal y te incita a saltar por la ventana.

10. El (más) embarazoso

Cuando, luego de unas seis u ocho semanas, sabes que esa ocasión romántica (el hotelazo exprés de un martes a las 13 horas) con esa ex pareja tuya ha tenido una fatal, apestosa y chillona consecuencia. ¡Juar, juar!

Como puedes ver, de todo hay en la cuevita: oseznos, pardos, colmeneros... y el más cariñoso: el oso babas. Desde el cinco letras, seguiremos informando. En fin, éste fue nuestro top de vergüenzas hoteleras. Y tú, ¿qué oso has cometido?

jueves, 4 de diciembre de 2014

Una palabra puede echar a perder tu día...

Una palabra para echar a perder el día

Hay días en que sale el sol, no hay tránsito en la calle, la gente te sonríe y hasta te ceden el asiento en el camión. Todo parece estar a tu favor. Te sientes invencible. Tu nombre es Elmer Homero y nadie puede derrotarte.

Pero de pronto te aplican algunos fraseos que rompen con el encanto de tu día y se te escapa el buen humor. Se te van las esperanzas, y lloras como gordito en caminadora.

Estas son las frases que pueden arruinar tu día.

“No eres tú, soy yo”

Como cubetazo de agua fría, mano. Así se siente que te apliquen el cliché de los clichés. Sobre todo porque siempre significa que el problema eres tú y tú y solamente tú.

“Otro gasolinazo”

"¡Justo lo que necesitábamos!" - Nadie, nunca. Excepto algunos funcionarios públicos. Ustedes saben quiénes son.

“Suben las tarifas del transporte público”

En plenas vacaciones nos llegó la noticia. Es el equivalente político a terminar con tu pareja por SMS. La neta.

“Estás despedido”

¡Boom! Cuando escuchas esto ves pasar tu vida frente a tus ojos. Empiezas a hilar memorias y pues, nada. Lloras, no hay más.

“Te quiero… como amigo”

Dicen que la tierra es de quien la trabaja, esto no aplica pa' las mujeres. Después de meses y meses de andar sobres tras la chica de tus sueños. Te mira a los ojos, acaricia tu mano. Se acerca a tu oído y te la suelta todita. Está científicamente comprobado que escuchar esto es igual de doloroso que  recibir una patada en la entrepierna.

“Hay protesta, otra vez”

Es padrísimo salir de tu casa rumbo a la chamba y que en plena Av. Reforma los carros estén más inertes que la carrera musical de Mijares porque hay marcha otra vez. Obvio no.


“Tenemos que hablar”

Corres, vuelas, te aceleras y preparas tus maletas para huir de la situación. El 90% de las ocasiones que te dicen esto, quiere decir que te mandarán lejos, lejos. Allá por donde el sol no brilla.

“Su tarjeta no pasa”

Oso que estás con tu loba, goe. La llevaste a un restaurante súper nice, ¿ya sabes? Te llega la cuenta y es mucho más de lo que traes en la cartera, te quieres ver súper acá. Sacas tu tarjeta de crédito eidición especial con el diseño del Club América. La entregas al mesero, sólo para recibir una sonrisa que anuncia: "Su tarjeta no pasa, caballero".

Adiós loba, reputación, autoestima y dinero.

“Su llamada será transferida a buzón”

Estás súper contento porque ayer en el bar le sacaste el teléfono a la mujer de tus sueños. Tienes el número apuntado en tu celular. Ya no te aguantas y quieres invitarla a salir para darle 10 razones para que sea tu novia. Marcas el número, pegas el celular a tu oreja y escuchas esta frase. Ocurre el fenómeno conocido como "la muerte chiquita".

“Se compraaaaan colchones, lavadooooooras…”

La melodía levanta borrachos-arruina cruda más molesta de la historia. Por lo general, esta dulce voz  nos despierta los fines de semana en las mañanas más difíciles.