miércoles, 13 de enero de 2016

Cuando eres la típica persona PLASTA...

Lo que te convierte en un plasta...

Eres el típico plasta? Hay gente que molesta, que tiene conductas que van de la excentricidad inofensiva a la estupidez supina. Si te reconoces, no te preocupes: te ofrezco  maneras de corregir algunas de ellas. Así que haz el favor de dejar de...
1. Hablar a gritos por el móvil. Sí, todos te están escuchando. No, a nadie le interesa. Y si estás en un transporte público, doble delito.
2. Hacer cualquier cosa desnudo en el vestuario que no sea ducharte. Ya sabemos que estás muy orgulloso de tu gran amigo, pero no es necesario sacarlo a pasear más allá de lo necesario. De lo contrario, te unirás al club de esos señores tan despreocupados que mantienen en pelotas auténticas charlas de timba de póquer.
3. Decir ¿puedo darte un consejo? antes de darlo. Mejor dilo directamente. Pero sé cuidadoso. Un si fuera al revés, me gustaría que tú me lo dijeras a mí es una combinación efectiva de preocupación y respeto.
4. Hacer largos en una piscina de hotel minúscula. Si estás solo, vale. Pero si hay una sola persona más, mejor ahórratelo. 
5. Colgar mensajes en plan motivación en tus redes sociales cada dos por tres. Incluso si quieres convertirte en uno de esos influencers que sigues en Instagram, debes dosificarte. Una imagen vale más que mil palabras. Y más vale un buen post al día (o cada 2-3 días) que bombardear a tus followers cada tres horas.
6. Escribir un mensaje como quien no quiere la cosa que diga: ¿Hacemos algo? Mejor actúa como los de tu edad, sobre todo con alguien con quien intentes ligar. Prueba con un ¿Te apetece quedar? También es desenfadado, y este sí suena a adulto seguro de sí mismo. Estate preparado para, cuando te conteste que sí, proponerle ideas: demuestra que has estado pensando en ella o en él. 
7. Llevar un gorro de lana en interiores. Que esto no es Breaking Bad. Bueno, en realidad llevar cualquier cosa que te tape la cabeza en interiores, sea un gorro o una gorra, un sombrero, una boina, un turbante hindú o la pamela de tu tía.
8. Elegir el 69 como dorsal para la camiseta del equipo que llevas puesta.
9. Ir de sobrado en el gym. Cuando hagas ejercicios, concéntrate en el ritmo y el equilibrio, no en las manos y los brazos. Deja que el torso y los brazos se sincronicen con el cuerpo. Hazlo con armonía y obtendrás buenos resultados en tus rutinas. Y nada de dar gritos para demostrarles a todos el gran peso que levantas. No hay nada más odioso (bueno sí: dejar las máquinas llenas de sudor).

10. Ocupar el banco/asiento/urinario del tío de al ladocuando hay otros libres. Sencillamente, es incómodo.
11. No parar de decir que eres de donde quiera que seas. Todos hemos nacido en alguna parte. Y no es ningún mérito.
12. Publicar constantemente en Instagram platoscocinados por ti. Más o menos lo mismo que en el punto 5.
13. Alardear de que conoces al dueño del restaurante/bar/lo-que-sea. Si quieres sentirte como uno más de la casa y que te acaben conociendo en un restaurante, ve un martes. El personal ya habrá cogido el ritmo, pero tendrá más tiempo de charlar, y puede que el chef hasta pruebe platos nuevos.

14. Referirse al equipo de fútbol que sigues como “nosotros”. No.
15. Decir mucho 'literalmente' y siempre de forma incorrecta.
16. Creer que todo está más bueno con queso. Para alimentos con un gusto sutil, como el pescado blanco o el pollo asado, usa algo ácido para potenciar el sabor. Corta en dos mitades una lima o un limón y pásalo por la plancha por la parte cortada. A continuación, exprímelo.

17. Hablar de las fiestazas que te pegabas antes. Todos hemos tenido 20 años. Y ya no. Basta.
18. Decir que tú llevas algo (sea lo que sea) 'a otro nivel'. Típica frase que no quiere decir nada. Sé concreto sobre en qué vas a mejorar y menciona un objetivo cuantificable. Así sí.
19. Terminar las frases de otros con: Correcto. Es incorrecto.